Ante los cambios dinámicos en el mundo laboral y la disminución de los recursos, las exigencias en materia de liderazgo aumentan continuamente. Personas que asumen el rol directivo deben estar a la altura tanto de la tarea de la organización como de las necesidades individuales de l*s emplead*s. ¡Las tensiones y la sensación de sobrecarga están a la orden del día!

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Los espacios de reflexión ayudan a salir por un momento del frenético ritmo del trabajo operativo, con sus múltiples exigencias, y a hacer una pausa. Así, las personas directivas pueden tomar conciencia de sus puntos fuertes y sus valores, identificar más claramente las expectativas que se tienen de ellas y encontrar nuevos impulsos para su función directiva.

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La función del liderazgo es mantener la capacidad de actuación de la organización, tomar decisiones rápidas y orientar a los miembros de la organización en tiempos turbulentos. Cada organización es diferente. La forma concreta en que se configura la función directiva, es decir, cuántas personas asumen (co-) responsabilidad directiva y de qué manera, depende del contexto. Unas estructuras de decisión claras y unos procesos de comunicación eficaces sientan las bases para un liderazgo eficaz e inspirador.

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